bloguerato

Literatura en el blog

11/08/2005

La arrogancia de tapanco

Por primera vez en mucho tiempo estoy en total acuerdo con Heriberto Yepez, quien comenta en su blog el artículo donde Rafael Lemus intenta responder a la respuesta de Eduardo Antonio Parra al artículo de Lemus sobre literatura "fronteriza" aparecido en Letras libres hace tres meses.

(Si quieren saber de qué se habla, inscríbanse a la edición electrónica de la revista, ahora ya es gratis)

Esta es la pequeña tunda que le propina HY a su ex amigo RL (hay que recordar que ambos hasta compartían un blog colectivo no hace mucho tiempo):

"Música de despedida. Alegato con delirio" es un texto que no tiene como tema a Tijuana sino, muy de paso, la literatura norteña. Rafael Lemus contra-responde a E. A. Parra, con lo que se denomina, según leo, "poética del ademán", que llamaría yo, más bien, una poética del berrinche. Parra acierta. Lemus es joven, pero no de edad, que no sería defecto, sino de mente. No es ningún secreto que Lemus quiere ser el Christopher Domínguez de su generación. El problema es que C.D. es mamón e inteligente, y Lemus nada más es mamón. Bluff 100% y jalón de trenzas, kinder person. Reseña sin teoría, habla de lo que no sabe, está enojado infantilmente. Dice para molestar. Se venga. Como él mismo dijo una vez: quiere escribir novela, pero no se atreve y, como no se atreve, palabras suyas, hace crítica, y todo esto, la neta, se nota. Su crítica sale del resentimiento. Cumple el peor cliché del crítico. Yo soy crítico, traductor, bolero y narrador, y tengo respeto por todos los géneros y más que todos por el ensayo —pues el ensayo es mi Aztlán predilecta— y cuando leo a Lemus veo su inmadurez, su hambre de pequeño poder, su arrogancia de tapanco. Lemus cree que hacer crítica (¡eso dice él mismo!) es tener la última palabra. Rafael, madura, conviértete en un escritor, deja de escribir rencorcitos, deja de rebajar la inteligencia conviertiéndola en muecas.

Como diría mi gran amigo Gerardo Lartigue:

!Mocos today!

11/01/2005

La literatura no necesita del mercado: Piglia

Image hosted by Photobucket.com


Ricardo Piglia (Androgué, Argentina, 1940) es un autor que siempre ha escrito lo que quiere, sin tener que plegarse al gusto del mercado o del editor en turno, porque está seguro de que la literatura persiste por sí misma y va más allá de los avatares, índices o números que marcan el estado de la industria editorial.

No cree que la validación de una literatura se encuentre en el mercado ni que un escritor valga por lo que vende. "La literatura no necesita de la industria editorial. Esto es al revés", añade.

Aunque algunos podrían creer que sin mercado no habría literatura, más en esta época en que todo es tazado y pasado por el índice de la productividad para que su existencia encuentre justificación.

"Si la literatura no existiera, esta época no la habría inventado. Es una práctica muy improductiva, artesanal, aislada. Un individuo que no necesita otra cosa que un lápiz y un papel para escribir lo que quiere, no forma parte de la lógica económica de la sociedad. De hecho como ya existía la literatura, ahora sigue funcionando", precisa el autor de El último lector (Anagrama, 2005), quien se encuentra en el país para participar en un coloquio sobre literatura argentina, en El Colegio de México.

(Tomado de El Universal, nota de Jorge Luis Espinosa, martes 01 de noviembre de 2005. Por cierto, no se llama "Androgué" sino Adrogué. El mismo error lo cometió la reportera de La Jornada: http://www.jornada.unam.mx/2005/11/01/a04n1cul.php)