bloguerato

Literatura en el blog

2/28/2006

Image hosting by Photobucket

Por Gisselle Pérez Blass

La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.
Pablo Picasso



“Yo quiero dedicarme a la poesía”, declaró descaradamente Alejandra frente a toda la clase en su colegio católico para señoritas. Asustada ante las miradas de incredulidad o franco pánico, la niña intentó explicarse:

—Toda mi vida me ha gustado escribir y me gustaría publicar... digo, algún día.

—¿Por qué? —le preguntó la maestra que impartía educación vocacional— Te vas a morir de hambre, ¿sí sabías, no?

Y sí, lo había oído, pero hasta el momento nadie se lo había confirmado, razón por la cual, diez años después, Alejandra ejerce la carrera de mercadotecnia.

Vivir del arte: fantasía existente en las esperanzas de muchos, porque ¿cómo se puede vivir realmente del arte sirviendo mesas en una cantina? De hecho es muy probable que los más de tres mil 200 alumnos que albergan las aulas de La Escuela Nacional de Artes Plásticas (por mencionar alguna), ni siquiera hayan comenzado a pensar en qué trabajo mundano de medio tiempo tendrán que realizar para poder ejercer su verdadero oficio por las noches, como si ser artista requiriera tener una doble vida de carácter clandestino.

Claro, siempre está la posibilidad de vivir en la estrechez económica más miserable, pero como ser echado de la vivienda en plena madrugada ya no es digno desde ningún ángulo posible (ya nadie aprecia los sacrificios hechos en nombre del arte), los profesionales del arte y la cultura deben hoy tragarse el orgullo en cualquier empleo asalariado sólo para subsistir. Regatear la renta, lidiar con los pagos de la luz y escondérsele a Hacienda es cosa complicada.

La perspectiva es deprimente, tal vez por ello es que aún hay artistas que con toda la temeridad que da la inocencia se lanzan, después de tocar muchas puertas, a buscar ayuda en los buscadores por internet, encontrándose con que el primer obstáculo no es poner a prueba la propuesta artística, sino encontrar el rubro de su profesión en los buscadores.

En la mayoría de los sitios de empleo por internet ni siquiera se tiene contemplado un rubro de búsqueda para disciplinas como las artes plásticas, literatura o historia. En caso de que el candidato se encuentre al borde de la desesperación (o en el colmo de la ingenuidad) y decida poner en el formulario “pintura” como palabra clave, se encontrará con que aparecen más de 50 ofertas disponibles... pero las vacantes ofrecidas se refieren a pintores de brocha gorda o de pintura automotriz.

Descartados los buscadores en línea, no falta quien decida tener un acceso de fe y tenerle confianza al gobierno del cambio hablando a Chambatel.

Ahí, bajo el término “interpretación artística”, se presentan ofertas laborales que distan mucho de los ideales profesionales de los estudiantes de arte, entre ellas animadora-bailarina para hotel, payaso para fiestas infantiles, botarga y asistente de fotorrevelado para bodas, entre otros. Y la búsqueda de espacios laborales para bailarines, escultores, literatos y demás humanidades, comienza y termina de la misma forma.

Rodolfo, de 22 años, egresado de letras hispánicas de la UAM, decidió que ni siquiera intentaría ejercer su vocación de poeta, se limitaría tan sólo a buscar un empleo, el que fuera, que requiriera hispanistas.

“A estas alturas ya estoy conciente de que la poesía nutre el alma, no el cuerpo. Mi primer trabajo fue en una ‘revista’ cultural como corrector de estilo, pero la verdad me dejaba mucho más corregir y transcribir tesis...

“Hablé a Chambatel y me contestó una señorita que me pidió mis datos, preguntó sobre mis estudios y el tipo de puesto que quería. Le contesté que lo que hubiera dentro de mi área, la edición o redacción de poesía.

“Me contestó que la única oferta era un trabajo en la delegación Cuauhtémoc como redactor de análisis por dos mil cien pesos… cuando le pregunté si no había otra cosa, me preguntó qué más sabía hacer... ‘No, lo siento, llevo 10 años estudiando lo mismo, no se me ocurrió que tendría que estudiar una carrera y, aparte, aprender algo más que hacer”.

La señorita me recomendó comprar la revista Mi chamba.

Actualmente la oferta de empleo para el sector artístico y cultural no representa ni 0.1 por ciento del total de los espacios laborales ofrecidos en estos dos servicios de la Secretaría del Trabajo.

Si se supone que los profesionistas dedicados a la cultura y al arte están preparados con conocimientos que les permitan expresar las ideas o los sentimientos de generaciones enteras, estamos completamente equivocados. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, hablando específicamente de las cifras del tercer trimestre de 2005, sólo 17 de cada cien egresados se ocupan como pintores, escultores, dibujantes, coreógrafos y similares. 28 de cada 100 se ubican como profesores en universidad o bien secundaria, mientras el resto se divide en trabajos de la industria de servicio.

María del Carmen Ferez Curi, directora de la Fundación Casa del Poeta, comenta: “La poesía es un género un poquito abandonado; con eso de que todos nos sentimos a veces poetas, es muy difícil reconocer lo que es realmente un poeta.

“La Casa del Poeta no publica, pero le abre la puerta a los poetas, casi incondicionalmente, para que vengan a manifestar y dar a conocer su obra; a encontrarse con otros poetas, convivir, compartir sensibilidades y así enriquecer más su técnica.

“Y es que dedicarse a escribir poesía y querer vivir de eso es imposible. La poesía es una manera de decir las cosas, de interpretar la vida. Oficios para contratar poetas no existen. Dime tú, ¿quién contrata a un poeta?”

Carlos García se describe como poeta, escritor y astrólogo. El autor del libro de poesía Gallo Gallina, cuyo tiraje se agotó en dos años, conoce de primera mano los sacrificios que deben hacerse para sacar a la luz el trabajo poético.

“Para empezar, de escribir poesía nadie vive. El único dato que sabemos de alguien que sí cobraba ¡y por palabra! era Salvador Novo, que escribía para una cervecería versitos que iban en las tarjetas de navidad. Cobraba por palabra. Ése es de los que han sabido cobrar y que lo han logrado vender, pero también tuvo que hacer publicidad: aquél famoso comercial de Siga los tres movimientos de Fab: remoje, exprima y tienda”, es de Salvador Novo.

“Por mi parte he tenido que hacer mil trabajos; entre ellos, inventé un personaje llamado el Doctor Bolavsky, que acabó dando los horóscopos en un programa de espectáculos. El Doctor Bolavsky existe para mantener al poeta que se llama Juan Carlos García. Bolavsky es el que salió bailando en tanga de cebra en un video de Kabah y de pirata en el video musical de los ganadores de La Academia… bueno, incluso salió de brigadista en los promocionales para las brigadas del voto del PRD en 1997… creo que me pagaron 80 pesos por cada video.

“Hay que cobrar por cualquier trabajo; sólo no cobro cuando hago cosas para la UNAM , porque me digo, si la educación me salió gratis, pues ahora que yo les salga gratis a ellos… además, me he metido varias veces al estadio dando portazo, ahí ya me emparejo....”

Si en México la situación laboral es particularmente deprimente, el desempleo en el ámbito cultural es fenómeno mundial, lo que ha obligado a algunos países a tomar medidas. En Suiza se logró una reforma social que protege a los artistas en las fases de desempleo, Bélgica mejoró en 2003 un sistema de subsidio para los artistas y Holanda se encuentra haciendo las modificaciones necesarias para reforzar el suyo.

En México incluso la posibilidad de legislar al respecto se convierte en una tarea titánica; por lo que nuestra única opción es buscarle a la situación un aspecto positivo: a falta de empleos, cada vez habrá más posibilidades de que tu teibolera favorita sea bailarina clásica o de que el profesor de español en la secundaria de tus hijos tenga un doctorado en lingüística, además es probable que pronto puedas hallar múltiples ediciones de “citas célebres” elaboradas por un filósofo con una maestría en Nietzsche... de venta a tan sólo 20 pesos en tu puesto de periódicos.

Ahora que si en verdad la vocación es muy fuerte, siempre se puede seguir el ejemplo de Pita Amor, quien imprimía sus versos y los vendía en la Zona Rosa, siendo la expendedora la mismísima Pita Amor.

¿Quien sabe? Tal vez, es sólo cuestión de salir a buscar quién te lea, vea o escuche.
(Tomado de la revista emeequis)